viernes, 28 de noviembre de 2014

Abel y Cain


I

Raza de Abel, duerme, bebe y come;
Dios te sonríe complacientemente.

Raza de Cain, arrástrate en el barro y
muere miserablemente.

Raza de Abel, tu sacrificio
¡huele bien al Serafin!

Raza de Cain, tu suplicio
¿tendrá fin alguna vez?

Raza de Abel, ves prosperar
tu cultivo y tu ganado.

Raza de Cain, tus entrañas
aúllan de hambre como un perro viejo.

Raza de Abel, calienta el vientre
en tu hogar patriarcal.

Raza de Cain, tiembla de frío
en tu antro, ¡pobre animal!

Raza de Abel, ¡ama y multiplícate!
tu oro también hace niños.

Raza de Caín, corazón que arde,
cuídate de tus grandes apetitos y excesos.

Raza de Abel, creces y engordas
¡como las chinches de madera!

Raza de Cain, arrastra
a tu pobre familia por los caminos.

II

¡Ah raza de Abel, tu carroño
abonará el suelo humeante!

Raza de Cain, tu trabajo
todavía no está cumplido 

Raza de Abel, para tu vergüenza,
¡el hierro fue vencido por el venablo!

Raza de Cain, sube al cielo
¡y arroja a dios sobre la tierra!


En Les Fleurs du Mal
de Charles Baudelaire

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