domingo, 24 de mayo de 2015

sonia extasis

La computadora estaba encendida con una nota a medio terminar, y el escritorio del cuarto estaba lleno de papeles y papelitos.
Se fue a bañar. Mientras se enjabonaba la cabeza pensaba: "¡Uy que bueno! Le voy a decir al Chungo que me la regalaron, que nos la tomemos y me va a amar aún más." Se sentía muy contenta, como no hacía hace algún tiempo.
Cuando salió de la ducha notó que no estaba ya la botella de vodka ni los papelitos sobre la mesa. Madre había tirado la pastilla de éxtasis que tanto había cuidado de no tomar la noche anterior. La adolescente se lamentó todo el resto del día y del día siguiente también.

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