Recuerdo
un día del niño
que mi papá me llevó a un evento del sindicato de taxistas.
Ahí me regalaron una regla
que mostraba el dibujito de un auto taxi con rostro. Sus ojitos y boquita eran tiernos. Aunque tenía un globo de dialogo, que mientras miraba triste a un adulto con dos menores que se iban y parecían felices, el auto decía: "Hoy no va a salir conmigo".
Esa ilustración fue impactante. Ese auto describía exacta la sensación que yo sentía cada día.
Al ver partir a mí papá,
en la distancia pensé:
"Más que vivir, también debe ser triste morir".
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