Madre
A veces pareciera falta de prejuicios y me
facilita no preguntarme nada, pero en la realidad tiene un montón.
A veces dice cosas muy interesantes y que me son renovadoras, pero por lo
general me tengo que esforzar para que suceda.
No suelo
contarle mis asuntos, ni mis deseos, sino me llena de sus preguntas
con sus prejuicios.
Además es muy de quedarse trabada en un problema, a mi me
aburre hacer eso.
Además, si ella considera que ‘fracasé’ no paría de buscarme
errores absurdos y mundanos como: “es que fue porque no le planchaste bien el
cuello de la camisa”.
Pero por suerte ya no suele preguntarme nada.
Solo que cada
vez que me voy de la casa se ofende y se vuelve hostil, me reclama abortos que
no cometí.
Quizás se enfurece quedarse sola. De todos modos cuando yo estoy,
también lo está.
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