martes, 29 de julio de 2014

Madre

A veces pareciera falta de prejuicios y me facilita no preguntarme nada, pero en la realidad tiene un montón. 

A veces dice cosas muy interesantes y que me son renovadoras, pero por lo general me tengo que esforzar para que suceda. 

No suelo contarle mis asuntos, ni mis deseos, sino me llena de sus preguntas 

                                                                                        con sus prejuicios. 

Además es muy de quedarse trabada en un problema, a mi me aburre hacer eso.

Además, si ella considera que ‘fracasé’ no paría de buscarme errores absurdos y mundanos como: “es que fue porque no le planchaste bien el cuello de la camisa”. 

Pero por suerte ya no suele preguntarme nada. 

Solo que cada vez que me voy de la casa se ofende y se vuelve hostil, me reclama abortos que no cometí. 

Quizás se enfurece quedarse sola. De todos modos cuando yo estoy, también lo está.

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